Actitudes básicas y principios para la empleabilidad.

Fundamentos esenciales para el éxito profesional.

Iniciativa.

La iniciativa es la predisposición a emprender acciones, crear oportunidades y mejorar resultados sin necesidad de un requerimiento externo que lo empuje, apoyado en la autorresponsabilidad y la autodirección. Tener iniciativa incluye saber identificar un problema, obstáculo u oportunidad y llevar a cabo acciones que contribuyan a su solución. Tener iniciativa supone adoptar una actitud proactiva.

Servicio.

El servicio es una actitud permanente de colaboración con los demás. Ser servicial esbrindar ayuda a los otros de manera espontánea hasta en los detalles más pequeños. Es preocuparse por los compañeros antes que por uno mismo. Las personas serviciales buscan el bienestar de todos, y más que eso, idean la manera de ayudarlos a que sean felices y motivarlos a lograr sus objetivos.

 

Constancia.

La constancia es la firmeza y perseverancia en las resoluciones.

Se trata de una actitud o de una predisposición del ánimo respecto a un propósito. Ser perseverante, es mantener un espíritu de lucha constante para hacer posible lo que parece imposible. La perseverancia nos ayuda a alcanzar nuestras metas venciendo todo obstáculo, mediante un esfuerzo continuo y una motivación desbordante. Las personas perseverantes, se proponen firmemente las cosas en el corazón y no descansan hasta obtener la victoria.

Principios de la acción.

  1. Aquí y ahora.

Todas las acciones ocurren en un sitio y momento concreto que las determina. Por eso cada acción es única, no se repetirá exactamente de la misma forma. El aquí y ahora es cambiante, a veces imprevisto. Depende de las personas presentes, ausentes o imaginadas, de las cosas disponibles, del entorno físico, de los recursos, de las experiencias pasadas, de las emociones, pensamientos, expectativas… En muchas ocasiones no se puede prever.

  1. Si no sabes a dónde vas, ¿a dónde vas?

En la vida, no basta con proponerse algo grande, tener un futuro deseable idílico, sino que hay que luchar por conseguirlo. La magnanimidad es el arte de saber ir por más. Es aquella virtud que dispone e inclina nuestro ánimo hacia las cosas grandes. Es proponerse algo grande y luchar por conseguirlo.

  1. Mide tus fuerzas.

Desear tener grandes aspiraciones y no ideales mediocres no basta: también es importante medir las fuerzas, es decir, conoceros a vosotros mismos. El conocimiento personal es necesario para emprender este camino. Si no sé con qué recursos personales cuento, con qué destrezas y habilidades, podré comenzar el camino con mucho ánimo, pero frustrarme al poco por no haber medido bien las cosas.

Es muy importante conocerse, saber cómo soy para mejorar, para ser competente y proponerme objetivos en consecuencia.

  1. Ninguna persona es una isla.

La persona está creada para vivir con y para los demás. Somos interdependientes, no podemos vivir al margen de otros, porque lo que yo hago afecta a los demás y lo que los demás hacen me afecta, es así, estamos conectados en cierta medida. Toda nuestra realidad está conectada de una u otra manera con alguien, con otras personas.

  1. Acepta el rol de protagonista.

El protagonista es aquel personaje sobre el que se cuenta la historia. Es el centro, el que toma las decisiones, el que debe caminar por sí mismo, y el que sufre las consecuencias en primera persona. Por eso la actitud del protagonista es siempre mirar hacia delante, tomando en peso la propia vida, comprendiendo su objetivo, siendo consciente de sus recursos, teniendo en cuenta a los demás, y realizando las acciones oportunas.

La proactividad es la actitud en la que la persona asume el pleno control de su vida de modo activo, lo que implica tomar la iniciativa en el desarrollo de acciones para generar mejoras, haciendo prevalecer la libertad de elección sobre las circunstancias de la vida.